Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

miércoles, 4 de febrero de 2015

Huayralevas o huayracocas



Huayralevas o huayracocas
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez
De cuando en cuando en alguna que otra radio se oye: “una mujer que tuve todas las efes tenía/flaca, fregona, frágil y fría/hasta el juez se enamoró de la que me enamore/ la justicia es corrompida mejor me la llevare”, el bailecito al parecer de principios de siglo tenía entre ceja y ceja a la justicia, corrompida por siglos de los siglos.
Abstenerse parece decir aquel dicho popular de que las salas de la culta justicia es la casa del jabonero el que no cae resbala, resbala como resbalan los últimos acontecimientos que dan por sentado con o sin chicana de por medio una sentencia sabida que por política como debe ser a ojos vista es replicada en las salas ordinarias de gente que busca resarcimiento o simplemente delega a esa instancia corrupción mediante la defenestración de algún enemigo.  
La sentencia política no encara ni identifica los errores de su propia supra super hiper  estructura instaurada e instalada por el actual poder, por ello no puede enjuiciarse a sí misma, los huaracocas y huayralevas son parte de ese poder y  solamente es un exabrupto del poder ejecutivo que manda al legislativo castigar lo que no pudo por derecho.
Más allá de este momento de seguro se volverá en la misma sala a recomponer lo que se hizo, Oblitas mira el sillón en el que estuvo y la misma testera desde donde se lo reivindicó. Quien escribe no tiene academia ni educación en tan afamadas artes, pero estoy seguro que los juicios acabados y por acabar en el insigne palacio no es ni “vox Dei ni vox populi”, tan sólo  aplicación de poder pura y simple.
Las salas de justicia tienen los recovecos más oscuros de la corrupción humana, los huaraponchos o huayracocas, con el alma quitada a los huayralevas tinterillos o doctorictos son los mismos que están en los salones  ocultos de los palacetes donde el poder sólo mira las mayores y pingues, todavía verdes, ganancias.
Huayracocas, disfrazados, huayraponchos, o los huayralevas  doctores y tinterillos. ¿esa es la encrucijada?
Lo cierto es,  si hasta esta escritura puede ser tergiversada por alguno de ellos, el paquete de normas a gusto del poder que se anuncia como panacea, no deje  otro camino que hacer mutis. ¿Qué estoy respondiendo? ¿Qué estamos avalando? Tal vez que sí tal vez que no ¿de qué estaremos seguros?
Nota.- huayra quiere decir viento levas, la cola que llevaban los sacos de los abogados, el bote de tinta estaba en una de las esquinas del escritorio de los doctorcitos por lo que la gente los veía y de cuando en cuando con las manos manchadas se los llamaba tinterillos. Dicen que la coca lee en ambas justicias adobe de por medio  o  ponchos que intimidan con gente colgada. (Fe de errata debiera decir:…ponchos que intimidan con perros colgados).
Oruro,  enero de 2015

Edgar Jorge Rodríguez Alánez
CI: 3081317 –Or
Cel 67128880

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