Jucus
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez
No
es el número cabalístico del 26 de julio, no, son 26 “jucus” apresados “in
fraganti“, “juqueando” en Huanuni, en
alguna labor abandonada, en alguna labor de guía mina, con ley de más de 50%,
en alguna de las vetas del mineral del diablo: el estaño.
En
los años 80 en Huanuni parte de la población vivía del “juqueo”, los “jucus”
eran también cooperativistas, el estaño era mezclado con mineral de las minas
de cooperativas e introducidas de ese modo en el banco minero. Cuando los
operativos llegaban eran por falta de “charle” o simplemente porque no era
parte de las grandes cadenas del “juqueo”. Cuando había los operativos
aparecían los “geólogos” y adivinaban cual y tal eran mezclas de mineral del
Pozokoni con el de alguna minera “palo blanco”. El capitalismo en pleno, el
capitalismo de los padres que hoy están en el gobierno.
Cuando
estuve en el cuartel un mallcu antiguo nos decía cuando vayan a Huanuni no
tengan miedo. El mallcu estaba “calaboceando” con otros que habían “juqueado”
en Huanuni. Que importa unos meses, decía este mallcu, mi mujer tiene su casa.
No eran solamente soldados, meses más tarde, se llevaron a subtenientes y
capitanes por “juquear”. Huanuni parecía la panacea a la democracia que
hambreaba, cuando el valor de un café se convertía en menos de 24 horas en sólo
un cigarrillo o una pastilla.
Después
del cierre del banco minero, el “juqueo” no amaino, las cadenas de valor del “juqueo”
se hicieron cual mafias. En el piso de la pirámide estaban los verdaderos “jucus”.
Un “abigarrado” conjunto de gentes que vive en las ciudades mineras, en parte
los mismos trabajadores. El “jucu” era
visto en el día en el colegio, en las escuelas, tal como hoy se ve a esbtos,
amas de casa, desempleados, profesores, milicos, etc. Si alguien tenía cuotas,
si alguien tenía una fiesta o algún colegial debía comprar sus atavíos de
graduación, miraban los cerros y la noche lo acompañaba por entre las
inumerables entradas a la mina. El que dirigía, sabía a qué labor dirigirse. La
carga es “pallada” y puesta en la tranca de Huanuni. Allí el valor
de un saco de mineral tenía un valor de 20 a 25% del valor final puesto en Oruro.
Los
rescatadores podían ser locales o de afuera, los “rescataris”, tenían una red,
un sistema de logística que abarcaba desde el control a los “policías mineros”
o “pepinos”, al control de guardias, ejército, transportistas y las cúpulas
dirigenciales y administrativas de las instituciones mineras.
Cuando
eran de afuera la red tenía, como se dice, gente “pesada”, si los “pepinos” obstaculizaban el tiroteo y
la salida a bala de Huanuni era frecuente. Para los universitarios, conocer
la otra “cara de la medalla”, nos
parecía lo más salvaje, lo mismo que el “far west” de las películas gringas,
allí donde va a parar el “metal diablo”.
En
los buses las mujeres tenían sus “fajas de mineral”, “corpiños de mineral”,
cualquier cosa adosada al cuerpo que contenga mineral. De pronto una mujer
dice: -tú me conoces, sabes que necesito para el hospital-. Los “pepinos”
dudan, la gente dice arreglen sus problemas que vamos atrasados. El mineral del
diablo pegado al cuerpo de mujeres ha criado niños, algunos de ellos quizá
todavía ingresan a “juquear”.
En
los años 60 y 70 el “juqueo” ha sido planteado para fines “revolucionarios”,
hacer lo que hacen en el capitalismo, tiene un único resultado: capitalismo
salvaje.
Cuando
hice un trabajo en gestión ambiental y de seguridad industrial en Huanuni, las
anécdotas, entre los ingenieros eran:-ese se cagó de miedo cuando los “jucus”
casi lo lamearon. Este otro, les ha llevado a la “guía mina”. Este tiene
charles con las cooperativistas. Aquellos largan lamas de “alta ley”. “Vox
populi” si, pero no es la voz de Dios.
Después,
en la última década, el mineral sigue saliendo con los “jucus”. Las cajas bobas
dicen a voz media que el mineral sale como “caja” en volquetas. Las rampas son
pagadas, pagadas para sacarse el mineral como “caja”. Las investigaciones deben
seguir el olvido, no ha sido “juqueo” ha sido labor de empresa.
La
muerte ha encontrado Huanuni en medio de los “juqueos”, con las coordenadas de
donde sale la guía mina, esas muertes y la desaparición de cooperativistas no
ha cambiado el “juqueo”. En la última década la cárcel tiene entre sus barrotes
a decenas de “jucus”.
Hoy
en Oruro, en Huanuni, el sistema salvaje con los 26 ”mineros jucus”, van a la
cárcel; los otros muchos que están allí,
todavía no paran de contar y pagar penurias que les ha traído el “metal del
diablo”.
Los
pobres más pobres van a la cárcel, aquellos que tienen las ganancias que
financian ….., esos, esos son distinguidos señores, cuya poltrona se lleva bien
con los “huayralevas”, “huayracocas” de la justicia que parece injusticia.
En
fin, los titulares de los periódicos y cajas bobas, cuando dicen 26 ladrones,
nos recuerdan a los del gobierno, al sistema del capital. ¿Que no es
neoliberalismo? Vaya y pase ¿Que no es
capitalismo salvaje? Claro que no. Pero es seguro que esos titulares nos dicen
que vivimos un “capitalismo boliviano” tan salvaje como la gringa, tan lo mismo
que la gringa.
El
precio del estaño cae, caen “jucus”, … los tiros retumban en la mina, los ríos
tienen la sangre de los cerros, unos hacen que se indignan, hasta conseguir lo
que buscan, entonces la madre tierra es un desierto.
Nota: No pretendo
cambiar el orden de las cosas, pero si el trabajo va para vivir y alimentar la
familia en el extranjero, seguramente lo que escriba será tan aporte como aquel
cliente de la Sony que despotricando contra la fidelidad del sonido de las
grabadoras de tecla de piano, llegó a
ser uno de sus más altos ejecutivos.
Nota: A mis “cumpas”
Thalu y Babulito, con quienes vi la realidad de los mineros anatema, tal como
los cien y pico españoles que doblaban las minas, pero que en el censo no
tenían oficio en el año 1610.
Edgar Jorge Rodríguez Alánez
CI 3081317 – Or
Telf.: 2 52
41924
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