Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

lunes, 16 de noviembre de 2015

El defensor del pueblo, la contraloría y la contaminación

El defensor del pueblo, la contraloría y la contaminación
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez
Los conflictos ambientales se desarrollan siguiendo un mismo matiz en Bolivia, actores que saben lo que sucede y su gestión meramente de cumplimiento ante las autoridades ambientales locales. Actores receptores, de la contaminación, leamos población; los que sirven de colchón  atenuante o los que encaminan el reclamo, tales como los medios de comunicación, entes no gubernamentales, entes progubernamentales y gubernamentales, incluido en este periodo la Universidad que sale en fuero de los contaminadores.
Los entes como el Defensor del Pueblo han participado en conflictos ambientales, desde el punto de vista de defensa del individuo o individuos, persona natural o jurídica, personas que presentan la denuncia a este ente. Esa participación no cuestiona el fondo, la práctica de los entes contaminadores. En las ciudades ninguno de los conflictos ambientales ha tenido participación que haya repercutido en los ámbitos sociales de Oruro.
Por el contrario la Contraloría que tenía desde los años 90 su brazo ejecutor ha llevado una serie de actividades auditoras cuyos resultados han quedado en la práctica en el informe de auditoría. Sin embargo del informe ninguno de ellos ha servido para cuestionar la ley, modificarla, ampliarla o …, menos todavía de cuestionar a los actores contaminantes.
El último conflicto ambiental en Oruro se ha manifestado en las calles, vecinos de la fundidora estatal Vinto, han tomado las calles para denunciar de las prácticas ambientales contaminadoras de Vinto. Las denuncias se reiteran como una letanía a décadas y los estudios van en la dirección que la OPS OMS ha dado a finales del siglo anterior de que el contenido de metales en orina y sangre,  es los suficientemente alto para afectar a la población. Las aseveraciones de médicos que indican prevalencia de cáncer asociado al medio ambiente orureño  es otro componente que ha sido constantemente denunciado.
La respuesta ha sido inmediata, los directivos de la empresa han aumentado o subido propaganda pro Vinto, El sindicato de la fundidora se moviliza y habla con comunarios de Sepulturas, Vinto, Pasto Grande, Cala Cala, y hacen aseveraciones conjuntas indicando que no se tiene ninguna contingencia ambiental. Otros estudios indican la asimilación de metales de cultivos tales como la quinua, o cualquier otro cultivo. Al margen de ello la flora nativa tiene los índices de altura y cobertura de los más bajos en comparación a otros donde Vinto tiene escasa influencia. Los argumentos de los dirigentes han derivado en “ocultos intereses” que van en contra del “proceso de cambio”, politizando de manera deliberada y con afán de  ocultar las emisiones de Vinto.
Los medios de comunicación, han participado, algunos sin comentario, otros haciendo uso de la persuasión de ver los lados, de ver otras industrias alrededor de Vinto, ambas posturas han sido pro Vinto. La contaminación del aire no es un bala dirigida a uno es un bomba silenciosa que puede activar el cáncer, que puede enfermar los nervios de la gente, que puede enfermar los pulmones, riñones, es una bomba que cuando te toca no se puede culpar a nadie,  no quepa duda la única posición frente a ella.
Algunas ONG´s no  han dicho casi nada o nada que no es lo mismo pero es igual. Dice la caterva del gobierno que “igualito dicen” igualito nomás adentro, luego a llorar el difunto, cultura de la muerte del gobierno que sabe que la contaminación mata y ellos gatillan también esa muerte.
Los entes gubernamentales han salido a decir que no se tiene nada y que los estudios que realicen recién indicaran algo, como si la contaminación de Vinto fuera de hace unos meses.
La GAMO, la alcaldía, ha dispuesto un sistema de monitoreo, que a verdad veremos si se realiza. La alcaldía es la autoridad ambiental competente de Oruro y ella es la llamada a ver también el conflicto. Los niveles de contaminación de los 90 dicen que con vientos hacia el oeste la contaminación a la altura del cerro Corazón de Jesús sobrepasa lo dispuesto por la ley 1333 en su reglamento en materia de contaminación de aire.
El Defensor del Pueblo, probablemente, no actúa de oficio pero bien debiera realizar por lo menos la actividad de tener los recordatorios de las denuncias desde décadas atrás, amén de la postura sumisa con el gobierno.
De la contraloría poco se puede hablar por cuanto su carácter cercano a las decisiones políticas del gobierno, hacen una organización displicente a las decisiones ajenas al entorno local. Los informes emitidos sobre el algunos ríos han dejado una estela de diretes que no calado en normas ni siquiera en la consolidación de programas de monitoreo para clasificar las aguas de ese río en un determinado tiempo del año, auditorías ambientales sin ninguna “pretensión” de ser acatada por nadie.
Así pues la justicia ambiental tiene en los hechos actores que sobrepasan lo normado y constituido, el anillo de la justicia ambiental que se encuentra en la normativa jurídica desde lo administrativo hasta la homologación en lo penal y civil, requiere de otro anillo mayor, un sistema de justicia ambiental con tribunales ambientales y la puesta en práctica de “indubio pro natura”.
Nota.- El término “indubio pro natura” es un término similar a “in dubio pro reo” del derecho penal, “favor debitoris” en el derecho civil, “in dubio pro operario” aquel que favorece al trabajador en el derecho laboral, hasta en los Derechos Humanos encontramos el principio “pro homine”, por lo mismo “in dubio pro natura” puede ser definida según Russo y Russo como  “… la duda favorece al que defiende la vida, la salud y el ambiente”

Edgar Jorge Rodríguez Alánez
3081317-Or
Telf. 2 52 41924

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