Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

miércoles, 29 de abril de 2015

Censura, racismo, periodismo


Censura, racismo, periodismo

Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

Una mano, siempre que puede, acude a las periodistas de Santa Cruz, las noticias se indignan, los artículos encendidos, la indignación resalta en las cajas bobas, pero detrás de las cortinas, en las bambalinas donde no se perjudique a la escena presentada, se cuecen habas y la censura clausura voces y escritura hasta la próxima vez.
De vez en cuando la faramalla hace de los periódicos, cuya editorial y sesgo que llevan, le es atribuido al gobernante actual sale con algún remedo de pedido de “libertad de prensa”, en medio de escena nada de nada, allí entre los camerinos, flores de por medio, “make up” en pleno se siguen cociendo las habas hasta la próxima vez. Algo así ocurrió con una de las cajas bobas. Pero solamente ha sido un “bleff”
A poco en Oruro, los periodistas dijeron esta boca es de periodista y el cuerpo que golpearon también, pero no dijeron nada las cajas bobas, ni la pluma destiló defensa alguna. El desgañitamiento, duró lo que dura la escena, sin saberse que ni cómo ni cuándo, los periodistas cocieron habas, ésta vez con directores de escena y producción de por medio por cuanto el personaje involucrado en el matonaje es el hermano del que vive en el palacio quemado, no sé, ni se sabe, hasta cuando el lapsus de las habas ni cuando la próxima vez. ¿Da a pensar, realmente sucedió que una periodista fue objeto de golpes?
Pero seguimos, la libertad de prensa, tiene como dicen los manuales de educación en el área de la comunicación, su sesgo de inicio al final, por lo mismo, el lector, teleaudente  o el público que oye las ondas de radio, debe, de inicio al final, aprender a escuchar, ver y leer entre letras, algo así como “aprender a leer al pato Donald” (es chileno el autor y por decencia seguramente deben pedir que no lo leamos, pero puede ser autor clandestino, como si estuviéramos en épocas donde repartíamos el “Aquí” clandestino mimeografiado después del golpe de García Meza, ojo que era más que clandestino peligroso por si alguna bala te viniera encima)
Ahora se viene el programa, las escenas de Amalia Pando, que por cierto no se escucha en Oruro, vaya a saberse porque, ya habló el representante gubernamental de los derechos deshumanizados así lo llamaríamos también en Oruro. Que dice todo pero nada, sólo una escena, parece entremés de alguito presidencial, que se cuecen habas detrás de bambalinas, uno no sabe que pensar, total el mando del sartén lo tienen otros, ¿racismo? Vienen bien los verdes, pregone racismo, también luche contra la corrupción, que ni lo uno ni lo otro tiene asidero cuando el viceministro tiene por fuera la cara donde las cremas y/o los soles del altipampa, hicieron blanquear su alma y recogió el consejo de su (no sé qué camarada, compañero, hermano, socio.o que?) socio ministerial que no hagan discursos, que la dignidad no se come. (Debo reconocer que cuando censuran la palabra, cuando te quitan el derecho a todo, cuando el control con las manos invisibles de sus artilugios tecnológicos llega primero a ellos antes que con la persona a comunicarse, seguramente la patria se permite que de pan se vive, aunque la palabra suene a censura)
Nota. Empiezo a escuchar una canción cubana cantada por E. Junaro, “…lo que mis manos te hacen de canción y estima, créeme, créeme, porque así soy y así no soy de nadie”. A ellos los mismos argumentos que presentaron cuando vendieron su dignidad, el pan se hace amargo cuando los niños lloran por el pan.
Nota 2. ”¡Izquierda o derecha, escojan!” grita el poder omnímodo, un ministro responde “la dignidad no se come, basta de discursitos”. En la escena mundial miraron y miraron, se miró el poder omnímodo y su ministro, una canción de Benjo Cruz desgrana notas “como el mundo es redondo de tanto estar en la izquierda se pasaron a la derecha”.
Oruro, miércoles 29 de abril de 2015
Edgar Jorge Rodríguez Alánez
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Teléfono  52 41924

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