YATIRIS, PASTORES Y CURAS EN POST
ACCIDENTES
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez
En
varios accidentes asistidos, tanto como rescatista cómo seguimiento de la
recuperación y reingreso a labores, uno de los ítems descuidados es de la psicología
laboral.
La
rama de la salud y seguridad ocupacional o de higiene y seguridad industrial ocupada
de la estabilidad sicológica de un trabajador, es la psicología laboral. En las
empresas de la minería mediana, de la cual me ocupare, no se tiene desarrollado
este ítem, no sólo por razones económicas sino también por desconocimiento e
incidencia en la productividad de la empresa y también por la gestión de
seguridad reportando cada vez menos accidentes con incapacidad o tiempos
perdidos mayores a una semana.
En
un accidente en la mina La Solución, ubicada en la comunidad de Hampaturi del
municipio de La Paz o Palca (ambos reclaman tuición), dos trabajadores atrapados
en un buzón, fueron rescatados y llevados a emergencia del Hospital Obrero,
ambos trabajadores fueron dados de alta hospitalaria. Uno de ellos con alta
para el trabajo y el otro con una baja de recuperación en domicilio.
En
el primer caso, aplicamos trabajo restringido, con quehaceres de adecuación en
el jardín de superintendencia y al cabo de tres días estaba en su puesto de
trabajo.
El
otro trabajador estaba postrado en cama, recurrí a averiguar en el hospital por
el diagnostico, el médico de nuestra posta de primeros auxilios hizo otro
tanto, en ambos casos la explicación de la salud del trabajador era la misma,
estaba bien y ya debería estar en condiciones de entrar a trabajar.
El
trabajador en los hechos estaba postrado en cama y quejándose de su salud, sin
poder caminar ni levantarse. La semana paso y una nueva baja y otra.
Las
visitas en conjunto con el médico, contradecían los pronósticos médicos de una
recuperación pronta. El médico no entendía las contradicciones del estado de
salud.
Si
bien la Medicina del Trabajo tiene cómo uno de sus objetivos la rehabilitación
del trabajador, no toma en los hechos la parte de la psicología laboral u
ocupacional en este objetivo. Enfatizó, ergo las empresas aún las más grandes,
a pesar de contar con psicólogos en su departamento de recursos humanos, no prestan
ninguna atención en la seguridad industrial en post accidentes.
En
ese interín decido hablar con la esposa del accidentado, los tópicos los
tratamientos médicos y de cómo se encontraba la familia con el accidente. Cabe
mencionar de las visitas exaltadas de los comunarios de Hampaturi para reclamar
sobre el estado de salud del trabajador. Vanas son las explicaciones médicas,
lo “que se ve se anota” dice un adagio popular sobre el “cacho” y lo que se
anotaba del trabajador era que estaba postrado en cama.
Las
explicaciones de la esposa fueron concisas en las dificultades que acarreaba el
estado de salud, las dudas sobre el trabajo y su salario le fueron aclaradas,
sobre las dificultades de la familia con el contorno familiar y comunal.
Inquirí
específicamente sobre si le “habían llamado el ánimo” la respuesta fue: sí.
Volví a preguntar quién lo había hecho y me dijo un familiar, si el recuerdo no
falla, el hermano había hecho de yatiri.
Entonces
le reclamé por qué no habían contratado un “yatiri”, si su esposo es trabajador,
por que no se le había dado una ceremonia con un “callawaya”. No me dijo nada,
pero al final en forma decidida afirmó: haremos un nuevo llamamiento.
En
la siguiente visita el trabajador estaba ya recuperado y en una semana entraba
a sus labores. En su caso no tomamos ningún trabajo restringido, los reclamos
del sindicato sobre su puesto al volver y otros realizados por sus parientes
hacía su vuelta inmediata a su puesto de trabajo. Sus compañeros todavía hacían
pullas sobre él y su accidente, una forma de conjurar el miedo y reafirmar
procedimientos de buen trabajo.
En
otro trabajo durante la construcción de los puentes trillizos de la ciudad de
La Paz, una mujer de mediana edad, hacía trabajo restringido, realizando
labores de limpieza y con reclamos constantes sobre su salud. La supervisión
eludía su presencia y las órdenes diarias eran: a barrer.
Inquirí
con ella sobre su salud, averigüé sobre su religión, era protestante o
“cristiana” cómo se les dice por estos lares. De refilón entre conversación y
conversación ella no creía en “yatiris”.
Al
día siguiente le pedí que realice una ceremonia, un rito hecho por los pastores
de su iglesia. Realizar una “rezada en su domicilio” le indique que luego de
ello no salga de su hogar y realice los actos penitenciales indicados por su
pastor. La mujer se recuperó favorablemente.
En
otro episodio varios trabajadores católicos, me decían en son de queja: “todo
me esta saliendo mal”. Mi respuesta inmediata: “hazte milluchar” o “misaisalud”
de las muchas veces el consejo son varias las personas que han dado fé testimonial
del oficio de tal o cual cura con resultados positivos. Debo confesar que el
mismo consejo me lo daban cuando las inspecciones o trabajos de mi área no se
cumplían.
Los
ritos efectuados en agosto y carnavales propiciada por las empresas y realizada
por los trabajadores tienen su efecto en la seguridad industrial y esencialmente
en la productividad de la empresa, de ello nos ocuparemos en las próximas
cuartillas.
La
Paz, 15 de septiembre de 2021
Edgar Jorge Rodríguez Alánez
3081317 – Or
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