Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

domingo, 21 de junio de 2020

Carbón


Carbón
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

Los tiempos del coronavirus requiere una serie de inventivas populares, los hospitales públicos no atienden enfermedades vulgares y corrientes cómo antes. Pero la inventiva popular, que la han desmitificado porque provenía de ciertos rituales con el que se iniciaban, ha sido sistemáticamente atacada desvirtuada y reemplazada por la medicina formal.
El coronavirus también ha destapado una serie de falencias en los médicos a quienes se les ha librado a batallas sin los insumos requeridos por la medicina actual, librados sin el vademécum popular y si ese vademécum tenía la contraparte de ciencia y validación dentro de esa farmacia.
El carbón activado es uno de los medicamentos utilizados para adsorber las toxinas derivadas de la ingestión de alimentos en mal estado e intoxicaciones debido a la sinergia de medicamentos en todo el tracto de alimentación.
Los médicos lo administran generalmente durante diarreas o en su aparición, una primera fase, no representa mayores complicaciones, en las farmacias pueden prescribirte sin receta para estos casos.
Cómo cualquier medicamento este tiene sus contraindicaciones y su dosis, las dosis generalmente no sobrepasa los 150 mg, es decir una pildorita de carbón con su respectivo excipiente.
Ahora bien, en estos casos mi mamá nos suministraba una serie de medicamentos caseros en las enfermedades uno de ellos el carbón activado.
El modo de prepararla era simple. En la cocina nunca faltaba el pan duro este pan duro antes de someterlo al fuego era revisado si tenía algo de moho, si era así mi madre los desechaba inmediatamente. 
El pan se sometía al fuego, donde las humaredas daban la razón de su quema, retirar un tanto y volverla a meter al fuego. Un momento con braza al rato con fuego cuando algunos bordes presentaban el carbón se retiraba y se en trozos de más o menos tres centímetros. Una de las variantes era trocitos en sartén sin aceite.
Los trocitos con carbón en los bordes, se ponía en un vaso con agua hervida y luego limón. Ella agitaba bien muy bien y ese líquido medio amarillento y con rastros de partículas de carbón se ingería. Cómo es costumbre y es menester, siempre debíamos ser reacios y con ademanes entre enfado y en broma, se nos obligaba a ingerir.
Ese es el modo de que la farmacopea popular preparaba los medicamentos, en este caso el carbón activado. Serrvía cuando empezábamos a tener diarrea o dolores de barriga.
Hoy la ingesta de comidas “delivery” trae intoxicaciones, no agudas que no son tratadas y son ocultadas por unos y otros, estos por miedo al COVID 19, los otros por la estigmatización y finalmente porque no se tiene los medios y recursos suficientes para comprar algo en farmacia o asistir al médico.
En fin el carbón está en todo como la contabilidad ambiental, huella de carbono, los contaminantes derivados de materiales carbonados por la quema de derivados del petróleo, etc. Pero está receta está vigente y la pueden validar los médicos.
Los químicos no han hecho su labor durante esta emergencia, y los legos creen que pueden dictar normas, una cosa es la farmacopea popular validada ciento por ciento por la ciencia y otra es la estupidez e ignorancia.
Queda a los químicos, no será esta universidad orureña por cierto, pero a poco, como dirán los brujetes. será mejorado, cuando no han hecho más que aplicar las herramientas tal y como las enseñaron en las Us norteamericanas y europea, sin contrastación u optimizarla a través de la investigación.
Pero algo es algo, no se tiene una valoración con los datos de Oruro de cómo se está comportando la pandemia y los legos terminan ocultando o solapando la data estadística, el saber de la pandemia cualquiera, sea el resultado, no contrae riesgo lo que contrae tomar decisiones sin la base científica. No se tiene marchas de análisis biofísicoquímicos que puedan suplir la carencia actual. No se tiene la sustitución de una serie de materiales con viricidas y bactericidas que puedan suplir los materiales que ya empiezan a inundar el mercado, lo peor el poco conocimiento de la enfermedad nos llevará a estar en una emergencia larga y prolongada, una guerra larga y prolongada sólo puede ser contestada por una guerra popular. Los estrategas de las guerras rápidas, de posiciones, de movimientos se han equivocado. En fin, el tintero puede dar abasto para más … suficiente por hoy …
Nota: han defenestrado algunos bol... el método científico … Respuesta: OJO, OJO, OJO  observación preventiva, los norteamericanos tienen su stop….
Nota 2: De algo habrá servido haber estudiado ingeniería química, la universidad vuelve tontos si permites que te vuelva tonto.

Edgar Jorge Rodríguez Alánez
CI 3081317 – Or

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