Carbón
Por Edgar Jorge
Rodríguez Alánez
Los tiempos del
coronavirus requiere una serie de inventivas populares, los hospitales públicos
no atienden enfermedades vulgares y corrientes cómo antes. Pero la inventiva
popular, que la han desmitificado porque provenía de ciertos rituales con el
que se iniciaban, ha sido sistemáticamente atacada desvirtuada y reemplazada
por la medicina formal.
El coronavirus también
ha destapado una serie de falencias en los médicos a quienes se les ha librado
a batallas sin los insumos requeridos por la medicina actual, librados sin el
vademécum popular y si ese vademécum tenía la contraparte de ciencia y validación
dentro de esa farmacia.
El carbón activado es
uno de los medicamentos utilizados para adsorber las toxinas derivadas de la
ingestión de alimentos en mal estado e intoxicaciones debido a la sinergia de
medicamentos en todo el tracto de alimentación.
Los médicos lo
administran generalmente durante diarreas o en su aparición, una primera fase,
no representa mayores complicaciones, en las farmacias pueden prescribirte sin
receta para estos casos.
Cómo cualquier
medicamento este tiene sus contraindicaciones y su dosis, las dosis
generalmente no sobrepasa los 150 mg, es decir una pildorita de carbón con su
respectivo excipiente.
Ahora bien, en estos
casos mi mamá nos suministraba una serie de medicamentos caseros en las
enfermedades uno de ellos el carbón activado.
El modo de prepararla
era simple. En la cocina nunca faltaba el pan duro este pan duro antes de someterlo
al fuego era revisado si tenía algo de moho, si era así mi madre los desechaba
inmediatamente.
El pan se sometía al
fuego, donde las humaredas daban la razón de su quema, retirar un tanto y
volverla a meter al fuego. Un momento con braza al rato con fuego cuando
algunos bordes presentaban el carbón se retiraba y se en trozos de más o menos
tres centímetros. Una de las variantes era trocitos en sartén sin aceite.
Los trocitos con carbón
en los bordes, se ponía en un vaso con agua hervida y luego limón. Ella agitaba
bien muy bien y ese líquido medio amarillento y con rastros de partículas de
carbón se ingería. Cómo es costumbre y es menester, siempre debíamos ser
reacios y con ademanes entre enfado y en broma, se nos obligaba a ingerir.
Ese es el modo de que
la farmacopea popular preparaba los medicamentos, en este caso el carbón
activado. Serrvía cuando empezábamos a tener diarrea o dolores de barriga.
Hoy la ingesta de
comidas “delivery” trae intoxicaciones, no agudas que no son tratadas y son ocultadas
por unos y otros, estos por miedo al COVID 19, los otros por la estigmatización
y finalmente porque no se tiene los medios y recursos suficientes para comprar
algo en farmacia o asistir al médico.
En fin el carbón está
en todo como la contabilidad ambiental, huella de carbono, los contaminantes
derivados de materiales carbonados por la quema de derivados del petróleo, etc.
Pero está receta está vigente y la pueden validar los médicos.
Los químicos no han
hecho su labor durante esta emergencia, y los legos creen que pueden dictar
normas, una cosa es la farmacopea popular validada ciento por ciento por la
ciencia y otra es la estupidez e ignorancia.
Queda a los químicos,
no será esta universidad orureña por cierto, pero a poco, como dirán los
brujetes. será mejorado, cuando no han hecho más que aplicar las herramientas
tal y como las enseñaron en las Us norteamericanas y europea, sin contrastación
u optimizarla a través de la investigación.
Pero algo es algo, no
se tiene una valoración con los datos de Oruro de cómo se está comportando la
pandemia y los legos terminan ocultando o solapando la data estadística, el
saber de la pandemia cualquiera, sea el resultado, no contrae riesgo lo que
contrae tomar decisiones sin la base científica. No se tiene marchas de
análisis biofísicoquímicos que puedan suplir la carencia actual. No se tiene la
sustitución de una serie de materiales con viricidas y bactericidas que puedan
suplir los materiales que ya empiezan a inundar el mercado, lo peor el poco
conocimiento de la enfermedad nos llevará a estar en una emergencia larga y
prolongada, una guerra larga y prolongada sólo puede ser contestada por una
guerra popular. Los estrategas de las guerras rápidas, de posiciones, de
movimientos se han equivocado. En fin, el tintero puede dar abasto para más …
suficiente por hoy …
Nota: han defenestrado
algunos bol... el método científico … Respuesta: OJO, OJO, OJO observación preventiva, los norteamericanos
tienen su stop….
Nota 2: De algo habrá
servido haber estudiado ingeniería química, la universidad vuelve tontos si
permites que te vuelva tonto.
Edgar Jorge Rodríguez
Alánez
CI 3081317 – Or
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