Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

jueves, 25 de junio de 2020

El protocolo de mi mamá: carbón y “taco” (terramicina)


El protocolo de mi mamá: carbón y “taco” (terramicina)
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez
Primera fase: el dolor de barriga en su inicio se trata con carbón activado, hecho en casa, con un excipiente natural como el agua y dulzura de reprimenda ante la negativa de cualquier remedio. El preparado trata de quemar algo de pan duro, especialmente los bordes, luego en un vaso con agua hirviendo y limón se agita la mezcla y listo.
La primera fase siempre se pasa rápido, medicado, sano listo para corretear, travesuras con los pantalones con remiendos de cuero en las rodillas. Las más de las veces ahí termina el tratamiento.
Segunda fase: si el dolor persistía y tenías una diarrea, entonces se preparaba los antibióticos en base a taco, goma y almidón de maíz, sencilla la preparación. El taco era una tierra arcillosa de color roja, la misma se molía ya en un morterito, en batan o simplemente apretujando en un vaso y una cuchara hasta reducirla a polvo.
La goma era un pedazo de resina proveniente de un árbol de la Amazonía o el Chaco, según de donde lo compraras. Esta resina se la quebrantaba y ya lista el otro ingrediente. Ambos se diluían con agua poco más que tibia. Cuando esta ya diluida se reserva.
En una olla se pone a cocinar la maicena, como siempre con los cuidados de siempre, puede añadirse alguna vez para darle color y sabor algo de una cola, en este caso dependerá de la fluidez de la diarrea pues al agregar la cola se agrega caseína, una vez cocida se agrega el taco y goma y se diluye, al fuego lento y vuelta a la mezcla y remoción.
He ahí el antibiótico, debía bastar con dos tazas en intervalos del té a la cena. Ah olvidaba la hidratación, con mates o técito. Anís generalmente.
Esa tierra roja al parecer un polvito sin ninguna propiedad, contiene cepas de terramicina, sería oneroso explicar sus nombres y microbiología de las tetraciclinas. Bastará con indicar: es un antibiótico de amplio espectro.
Tercera fase: en caso de que al día siguiente seguías con las diarreas o malestares, era limpieza y al médico, a pesar de la negativa: al médico.
Por ese entonces lanzarse o patinar en el piso de baldosas resbaladizas del maternológico de la CNSS, era parte de la sanación. Pocas veces el tratamiento incluía otro antibiótico. El médico me miraba y decía: si tu hijo estuviera enfermo no hará las travesuras y ese dejo de curiosidad que tiene; hurgueteaba y miraba sus vitrinas, entonces me auscultaba y ya. Algún medicamento con el agregado: sólo si empeora.
Mi madre sabía de las propiedades de las plantas y las tierras, de los tintes, de preparar yogures y otras cosas si alguien tenía los conocimientos empíricos de biotecnología era ella. El médico conocía a mi madre el me delató cuando una herida de rodilla me llevó a la asistencia pública. Tu eres Rodríguez, me encuentro con tu madre y sabrás lo que es canela. Sonreía y ya. La reprimenda dolía más que la herida, pero el consuelo y los cuidados curaban más que los medicamentos.
Las mamás tenían un protocolo para cada mes del año, esos protocolos van desde la prevención de enfermedades estacionales, hasta la comida y lo imprescindible como los rábanos. Iremos hablando de ello en pequeñas capsulas.
El Covid 19 avanza y las mamás han perdido las armas, es más fácil asistir al médico que implementar los protocolos. La generación Z, los milenians y ratas, tardarán en comprenderán, el preparado de los antibióticos, validados con los procedimientos de ciencia y manejo en una “botica”.
Esas generaciones con un click tendrán mediante “deliverys” cualquier medicamento, con el mismo click, la información donde se tiene la sintomatología y la medicación. Pero los protocolos se hacen paso a paso y con los conocimientos de la farmacología popular, incluso en estos tiempos de click y deliverys.
Los grandes hospitales son eso de cuarto o tercer nivel, pero el primer y segundo nivel deben ponerse a la altura de la gente del pueblo en una guerra contra uno de los primeros ataques de virus y bacterias. El manejar contingentes de médicos y personal paramédico sugiere una logística basta y amplia sin ello no sirve. Los laboratorios han colapsado en el país. El único laboratorio capaz de atender a múltiples enfermedades en primera fase y segunda es la cocina de las mamás. La consigna es clara guerra popular y prolongada. En las calles, en las casas, en donde exista un puñado de gente, allí, el pueblo debe responder con una guerra popular y prolongada.
Edgar Jorge Rodríguez Alánez
C.I.: 3081317- Oruro

domingo, 21 de junio de 2020

Carbón


Carbón
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

Los tiempos del coronavirus requiere una serie de inventivas populares, los hospitales públicos no atienden enfermedades vulgares y corrientes cómo antes. Pero la inventiva popular, que la han desmitificado porque provenía de ciertos rituales con el que se iniciaban, ha sido sistemáticamente atacada desvirtuada y reemplazada por la medicina formal.
El coronavirus también ha destapado una serie de falencias en los médicos a quienes se les ha librado a batallas sin los insumos requeridos por la medicina actual, librados sin el vademécum popular y si ese vademécum tenía la contraparte de ciencia y validación dentro de esa farmacia.
El carbón activado es uno de los medicamentos utilizados para adsorber las toxinas derivadas de la ingestión de alimentos en mal estado e intoxicaciones debido a la sinergia de medicamentos en todo el tracto de alimentación.
Los médicos lo administran generalmente durante diarreas o en su aparición, una primera fase, no representa mayores complicaciones, en las farmacias pueden prescribirte sin receta para estos casos.
Cómo cualquier medicamento este tiene sus contraindicaciones y su dosis, las dosis generalmente no sobrepasa los 150 mg, es decir una pildorita de carbón con su respectivo excipiente.
Ahora bien, en estos casos mi mamá nos suministraba una serie de medicamentos caseros en las enfermedades uno de ellos el carbón activado.
El modo de prepararla era simple. En la cocina nunca faltaba el pan duro este pan duro antes de someterlo al fuego era revisado si tenía algo de moho, si era así mi madre los desechaba inmediatamente. 
El pan se sometía al fuego, donde las humaredas daban la razón de su quema, retirar un tanto y volverla a meter al fuego. Un momento con braza al rato con fuego cuando algunos bordes presentaban el carbón se retiraba y se en trozos de más o menos tres centímetros. Una de las variantes era trocitos en sartén sin aceite.
Los trocitos con carbón en los bordes, se ponía en un vaso con agua hervida y luego limón. Ella agitaba bien muy bien y ese líquido medio amarillento y con rastros de partículas de carbón se ingería. Cómo es costumbre y es menester, siempre debíamos ser reacios y con ademanes entre enfado y en broma, se nos obligaba a ingerir.
Ese es el modo de que la farmacopea popular preparaba los medicamentos, en este caso el carbón activado. Serrvía cuando empezábamos a tener diarrea o dolores de barriga.
Hoy la ingesta de comidas “delivery” trae intoxicaciones, no agudas que no son tratadas y son ocultadas por unos y otros, estos por miedo al COVID 19, los otros por la estigmatización y finalmente porque no se tiene los medios y recursos suficientes para comprar algo en farmacia o asistir al médico.
En fin el carbón está en todo como la contabilidad ambiental, huella de carbono, los contaminantes derivados de materiales carbonados por la quema de derivados del petróleo, etc. Pero está receta está vigente y la pueden validar los médicos.
Los químicos no han hecho su labor durante esta emergencia, y los legos creen que pueden dictar normas, una cosa es la farmacopea popular validada ciento por ciento por la ciencia y otra es la estupidez e ignorancia.
Queda a los químicos, no será esta universidad orureña por cierto, pero a poco, como dirán los brujetes. será mejorado, cuando no han hecho más que aplicar las herramientas tal y como las enseñaron en las Us norteamericanas y europea, sin contrastación u optimizarla a través de la investigación.
Pero algo es algo, no se tiene una valoración con los datos de Oruro de cómo se está comportando la pandemia y los legos terminan ocultando o solapando la data estadística, el saber de la pandemia cualquiera, sea el resultado, no contrae riesgo lo que contrae tomar decisiones sin la base científica. No se tiene marchas de análisis biofísicoquímicos que puedan suplir la carencia actual. No se tiene la sustitución de una serie de materiales con viricidas y bactericidas que puedan suplir los materiales que ya empiezan a inundar el mercado, lo peor el poco conocimiento de la enfermedad nos llevará a estar en una emergencia larga y prolongada, una guerra larga y prolongada sólo puede ser contestada por una guerra popular. Los estrategas de las guerras rápidas, de posiciones, de movimientos se han equivocado. En fin, el tintero puede dar abasto para más … suficiente por hoy …
Nota: han defenestrado algunos bol... el método científico … Respuesta: OJO, OJO, OJO  observación preventiva, los norteamericanos tienen su stop….
Nota 2: De algo habrá servido haber estudiado ingeniería química, la universidad vuelve tontos si permites que te vuelva tonto.

Edgar Jorge Rodríguez Alánez
CI 3081317 – Or