Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

miércoles, 28 de octubre de 2015

Árboles nativos vs. árboles extranjeros: batalla perdida para la Queñua


Árboles nativos  vs. árboles extranjeros: batalla perdida para la Queñua
 Por Edgar Jorge Rodríguez alánez
Las praderas inglesas ha sido una de las peores experiencias de la deforestación que al parecer se ha olvidado, tal como hoy vemos la pampas orureñas, otra de las experiencias de principios del siglo XVII en desforestación.
El desarrollo de la metalurgia en Europa mediante la aplicación de la pirometalurgia ha tomado para si los bosques de Inglaterra, la madera necesaria para los hornos ha sido tomada hasta llegar a ver praderas y pampas perderse en el horizonte, sin una sombra del verde árbol.
G. Agrícola uno de los alquimistas que aún hoy es consultado, nos menciona cómo la industria ha hecho lo que no debe hacerse. En este lado del mundo A.Barba, cura alquimista, detalla en Oruro el uso intensivo de las huayrachinas, ambos en  en el siglo XVII.
La descripción de los bosques de queñua en Oruro antes de las huarachinas parece un cuento que nos parece fantasía, fantasía de pesadilla real.  A decir del cura G. Powell en un seminario, en consulta de las crónicas españolas, dicen de un río Tagarete bordeado de queñuas, una pampa orureña donde las queñuas eran más altas que un hombre, donde su incursión podría ser su perdición. El citado cura dice que “hemos sido una naranja chupada” por las huayrachinas.
Cabe mencionar, varios estudios de población de queñuas en Oruro muestran árboles de queñua con una altura igual o poco más arriba de la cintura, pudiendo divisarse a más de una legua a un hombre; ¿y qué decir de la cobertura?. La canción menciona una pampa infinita hoy es un bosque gris, rodeada de humareda de fundición, gente con metales pesados en la orina, invisibles, pero mirada en los índices más altos de cáncer en Bolivia.
El desarrollo de la metalurgia en Bolivia en ese tiempo ha dejado de ser una tecnología a ser usada por la falta de madera. Lo que había sido una de los ejes tecnológicos que hacía que los indios ingenieros hablasen de igual a igual, después de la crisis de metales de alta ley en los años 70 del siglo XVI en Potosí, trastoca las relaciones sociales hasta hoy.
En Alemania en la década de los 80 a 90 existían programas de bosques cortados para colocar biota nativa, parecen hechos nacidos del derroche, la misma mentalidad en Bolivia parece haber sido vetada quizá por gringa. En las planicies deforestadas en el oriente se dice a los leñadores y los habitantes reponer los árboles cortados, pero no se dice con qué árboles. Los habitantes y científicos dicen que la matriz de desarrollo contra la hambruna es plantar chocolateros, almendros y otros. El “cambio” dice lo que sea.
Con caracteres aberrantes se ha tomado la forestación en Oruro. Es una de las peores y burdos conceptos de ecología que se vende a Oruro en el área de Chusaqueri, a este han asistido desde la primera autoridad hasta el último de los “comunicadores”, elogian como ecología, buenas prácticas y hasta como el deber ser de los orureños. Huelgan las palabras para oponerse ante la ignorancia que tenemos de nuestro propio ambiente.
Los parques cercanos en el último tiempo, son cementerios de muerte, cementerio de árboles que si bien no son nativos, son árboles. De los pinos y álamos que existían en el parque Abaroa quedan menos del 30%, algunos muertos yacen cadáveres secos.
Cuando estemos en Chusaqueri los niños no leerán libros de historia aburridos, verán árboles que no son propios, verán a los antiguos estantes de la cultura Wankarani  viviendo como los europeos. Es la nueva colonización, es la cultura del irrespeto y violación a la Madre Tierra.
El desarrollo ha llegado, ha llegado con los nuevos colonizadores que tienen la faz de indio, el alma de K´ara. ¡Total! ¿algo es algo?
Nota.: Puede que la censura con que amenazan al escribir, tenga el efecto de ocultar lo verídico por un tiempo, pero como decía Martí, la verdad por muy oculta en el fondo de una cueva tarde o temprano sale resplandeciente. Bofetada en el rostro que debe ser resistida diciendo no.



Edgar Jorge Rodríguez Alánez
CI: 3081317 –Or
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