Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

martes, 14 de abril de 2020

Ahorro


AHORRO
Por Edgar Jorge Rodríguez Alánez

Las pantallas de las cajas bobas tienen una serie de propagandas, éstas tienen dependiendo, de la temporada o años, más o menos minutos al aire, canciones y demás sobre ahorro.
De niño odiaba esa propaganda, mi recreo no daba para ahorrar, a lo sumo unos cinco o cuatro días para comprar un chocolate, y ser admirado por el chocolate o esos dulces caros de “niño rico”. No importaba un chancho o alcancía aunque te regalen.
Mi consumo era predecible, más o menos con frecuencias de cuatro a cinco días, a la salida del colegio o a la entrada, rara vez en los recreos, esa frecuencia era los días de ahorro de mi recreo. Mi padre me ve contando y recontando mis centavos y me lleva a una cooperativa de ahorro y abre una cuenta, esa cooperativa tuvo problemas y cerró. Bueno, los ingresos más altos, confiscados por mi madre, iban a esa cuenta. 
Yo había hecho carne de un corrillo: “el dinero tiene valor cuando sale del bolsillo”, entre tanto nada de nada. Y era cierto sentado en la plaza saboreando un helado de barquillo o comiendo una barra de chocolate realmente me sentía niño. Si mi ahorro ganaba intereses, para los economista valía un cacahuate en general y claro también hacía eco de ello. Una economía de bolsillo escolar.
El recreo tenía esos componentes de ingreso y consumo, pero Keynes y Friedman no explicaban que debía hacer un niño para tener mayores ingresos, mi padre decía que jugar, estudiar, dormir bien, comer todo lo que se te da, era mi trabajo y cumplía con creces.
Otras entradas eran confiscadas y puestas al ahorro, pero de que servía si allí no cumplía con su oficio de dinero, casi de nada.
Los banqueros y el gobierno anterior, indicaban que teníamos ahorros, esos ahorros se esfumaron. Grupos de “bots” dicen: “queremos nuestros ahorros”, desde el lanzamiento de la propuesta de los empresarios de la devolución de dineros aportados a la AFP, ahorro para una magra, en algunos casos, mísera jubilación entre otros. ¿Keynes o Friedman preguntaría para el consumo o renta de capital de quiénes?
La amenaza de no tener ingresos permanentes sobre el conjunto de la sociedad para liberalizar el empleo, como hoy se pretende, tendrá sus efectos: ¿en la economía boliviana o en la economía global?. Incapaces de producir lo mínimo en esta pandemia. Una empresa comercial ofrece a través de los periódicos una tela que es usada en la confección de material de bioseguridad, los mismos son utilizados por los EEUU. El ofrecimiento es al estado, ni siquiera a los empresarios, nadie de los que tienen un capital mínimo, a largo plazo o corto, observa la oportunidad en volver a utilizar fábricas textiles cerrados por falta de mercado. La indumentaria de bioseguridad, será parte al menos en unos años, distintivo del conjunto de la sociedad. Ah, este estado es un estado que apoya a EEUU que trae a Keynes con maquillaje.
Los recursos no tendrán efecto en la construcción de capital o de otras rentas de capital como dicen Keynes o Friedman, la movilidad de esos capitales de consumo, son espejismos, puestos para los capitales comerciales, capitales no productivos o hacedores de riqueza. Friedman habla de una renta de los ahorros, es decir estamos hablando de capital, dinero haciendo dinero. Que dirían los marxistas como Mandel: la renta tiene su nombre.
Los efectos en una economía como la boliviana, pueden ser desastrosa, entonces el ahorro es ¿bueno o malo?
En el otro sendero, un estudio hecho en el Perú, se daba como noticia que los pobres más pobres ahorraban, mucho más que los ricos y los de la clase media, a costa del hambre. Ese estudio valorizaba la vida en tierras tomadas en Lima por la gente y la construcción de viviendas precarias, esas casas precarias representaban un flujo de capital circulante mucho mayor a los ahorros y el consumo superfluo de las clases medias y altas, propensas al consumo suntuario.
Quisiera cómo niño ser niño, tomarme un helado o un chocolate, ser niño sabiendo mi renta, de una forma u otra no será tocada, mi padre y madre estarían allí, cuidando el recreo de ese año y por lo que dure la escuela.  
Recuerdan los déficits comerciales ¿Dónde estamos? ¿EEUU están sobre la misma tendencia de hace un o tres años? ¿los ahorros tienen la misma tasa, digamos de valor? ¿tiene el ahorro un crecimiento o la sociedad en conjunto no ahorra lo mismo? Verán, el consumo, reposición rápida de bienes de capital, etc., en fin, no se ahorra ya nada y si la jubilación se va al diablo, el coronavirus sin medicamentos y servicios de sanidad será la otra vía.
La realidad dirá, toda crisis es una oportunidad, apostemos pues por la vida. Ahora será oportuno ver los conceptos del ahorro a nivel macro de una economía como la boliviana y pensar en el relacionamiento con otras economías.
Oruro, 14 de abril de 2020

Edgar Jorge Rodríguez Alánez
C.I. 3081317 - Oruro

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